La novela río cruza la ciudad de este a oeste. Más allá hay un parque donde se distinguen varias novelas árbol. Sin embargo, en el cielo no hay ninguna novela nube. Sólo una novela paracaídas, probablemente francesa, que interrumpe el cielo despejado. En ese contexto surge la novela piedra, que no se mueve. Tampoco da la impresión de haber sido escrita. Está ahí, en la orilla, ese es su sitio.
Según los científicos, surge de la tierra. El proceso inicial tarda sólo unos segundos. Los acabados, sin embargo, son eternos. La brisa detalla las cumbres. El invierno facilita la nieve. Las vertientes horadan el roquerío. Las variaciones de temperatura lo quiebran un poco. Y luego la erosión lo talla hasta su forma definitiva. Es un trabajo en el que se invierten milenios. ¿ Cuántos ? Eso depende de la piedra.
La hipótesis de trabajo es que sólo se ha escrito una novela piedra. Al menos hasta donde tus escasos conocimientos te permiten asegurar. De modo que El libro del desasosiego es tu único referente. Aquí urge diferenciar la novela piedra de dos otras novelas. La novela piedrazo y la novela peladero. A pesar de su aparente similitud son bien distintas. No tardarás en descubrirlo.
Supondrás que Pedro Páramo es la novela peladero por excelencia. Y pronosticarás que la novela piedrazo es irrelevante para tu estudio porque es de índole política. El tuyo, en cambio, será un experimento literario. Entonces ¿ qué dirás sobre la novela peladero ? Poco, casi nada. Un tierral, viento, quizás un burro, quizás no. Mejor dicho, el cansancio que produce la alegría. ¿ Algo más ? Sí, un pueblo y un padre. Es más de lo que parece a simple vista.
¿ Por qué llamarás novela piedra al libro de Pessoa ? Porque a pesar de su título es el libro quieto por definición. Allí lo único que se mueve es el pensamiento. Y más encima lo hace en dirección a no pensar. De manera que termina cancelado. Te parece que, en más de un sentido, el de Pessoa es un libro inmóvil. Anti material, incluso. Pura negación. Una no - vela. Su autor, o la personificación de este, no va más allá de unas cuantas calles. Tampoco frecuenta muchas personas. Ni siquiera le vemos muy interesado en el mundo exterior. Entonces ¿ por qué es un libro tan vertiginoso ?
Como buena novela piedra, el Libro del Desasosiego hay que escalarlo. Así se distingue de las novelas paseo, que se caminan ( Walser, por ejemplo ). O de las novelas carretera, que se manejan ( Kerouac ). En efecto, el de Pessoa es un libro vertical. Y hay que leerlo para arriba. Por eso tú, la primera vez, lo leíste para abajo. O sea de atrás para adelante. Rapelando, como se dice.
Era verano en Llifén. Por las tardes bajabas al río con tu mamá. Después de bañarse, leían. Recuerdas el día en que dijo, Ya, y cerró el Desasosiego sobre las tablas del muelle. Entonces le preguntaste si lo había terminado. No sé, respondió ella. Y no entendiste su respuesta. Aún no habías salido del colegio. ¿ Cómo podía alguien leer un libro y no saber si lo había terminado ? Imposible. O llegaste a la última página o no llegaste. ¿ Cierto ? Eso es lo que tú pensabas.
Hoy en día no te parece un libro tan descabellado. ¿ Es eso preocupante ? Crees que sí. Asumes que los lectores, al igual que los alpinistas, se acostumbran al peligro. A la soledad. A la angustia. Quizás fue eso lo que primero te asombró de Pessoa. Su resiliencia. El desparpajo con que enfrentaba su poco amigable destino. Aunque la frialdad de su constancia, aquella con la que produce sin parar un libro quieto, fue lo segundo. Y la limpieza de su lenguaje, sólo atribuible a una limpieza mental, fue lo tercero.
Veinte años después, el Libro te sigue asombrando. Pero te has vuelto más sensible a su nostalgia. Es que, como toda novela piedra, tiene sus glaciares. Y los de Pessoa son gélidos, desamparados. Podrías demostrarlo con una cita pero no lo harás. Porque si fueras a la montaña tampoco repararías en su dureza. A pesar de que es necesaria. No es significativa. Prefieres admirar su impecable y dolorosa lucidez. He ahí otro rasgo fundamental de la novela piedra. Su perspectiva. Que gracias a su altitud te permite mirar más lejos.
Sin duda, en la cumbre del Libro sentiste la falta de oxígeno. Es normal. Después de algunos párrafos cierto ahogo es esperable. Visto así, el de Pessoa no es un libro para asmáticos. Los problemas respiratorios podrían agudizarse durante su lectura. Por eso nunca olvidas el aspecto más importante de la novela piedra. Que después de leerla hay que bajar. Y, en la medida de lo posible, vivo.
Según los científicos, surge de la tierra. El proceso inicial tarda sólo unos segundos. Los acabados, sin embargo, son eternos. La brisa detalla las cumbres. El invierno facilita la nieve. Las vertientes horadan el roquerío. Las variaciones de temperatura lo quiebran un poco. Y luego la erosión lo talla hasta su forma definitiva. Es un trabajo en el que se invierten milenios. ¿ Cuántos ? Eso depende de la piedra.
La hipótesis de trabajo es que sólo se ha escrito una novela piedra. Al menos hasta donde tus escasos conocimientos te permiten asegurar. De modo que El libro del desasosiego es tu único referente. Aquí urge diferenciar la novela piedra de dos otras novelas. La novela piedrazo y la novela peladero. A pesar de su aparente similitud son bien distintas. No tardarás en descubrirlo.
Supondrás que Pedro Páramo es la novela peladero por excelencia. Y pronosticarás que la novela piedrazo es irrelevante para tu estudio porque es de índole política. El tuyo, en cambio, será un experimento literario. Entonces ¿ qué dirás sobre la novela peladero ? Poco, casi nada. Un tierral, viento, quizás un burro, quizás no. Mejor dicho, el cansancio que produce la alegría. ¿ Algo más ? Sí, un pueblo y un padre. Es más de lo que parece a simple vista.
¿ Por qué llamarás novela piedra al libro de Pessoa ? Porque a pesar de su título es el libro quieto por definición. Allí lo único que se mueve es el pensamiento. Y más encima lo hace en dirección a no pensar. De manera que termina cancelado. Te parece que, en más de un sentido, el de Pessoa es un libro inmóvil. Anti material, incluso. Pura negación. Una no - vela. Su autor, o la personificación de este, no va más allá de unas cuantas calles. Tampoco frecuenta muchas personas. Ni siquiera le vemos muy interesado en el mundo exterior. Entonces ¿ por qué es un libro tan vertiginoso ?
Como buena novela piedra, el Libro del Desasosiego hay que escalarlo. Así se distingue de las novelas paseo, que se caminan ( Walser, por ejemplo ). O de las novelas carretera, que se manejan ( Kerouac ). En efecto, el de Pessoa es un libro vertical. Y hay que leerlo para arriba. Por eso tú, la primera vez, lo leíste para abajo. O sea de atrás para adelante. Rapelando, como se dice.
Era verano en Llifén. Por las tardes bajabas al río con tu mamá. Después de bañarse, leían. Recuerdas el día en que dijo, Ya, y cerró el Desasosiego sobre las tablas del muelle. Entonces le preguntaste si lo había terminado. No sé, respondió ella. Y no entendiste su respuesta. Aún no habías salido del colegio. ¿ Cómo podía alguien leer un libro y no saber si lo había terminado ? Imposible. O llegaste a la última página o no llegaste. ¿ Cierto ? Eso es lo que tú pensabas.
Hoy en día no te parece un libro tan descabellado. ¿ Es eso preocupante ? Crees que sí. Asumes que los lectores, al igual que los alpinistas, se acostumbran al peligro. A la soledad. A la angustia. Quizás fue eso lo que primero te asombró de Pessoa. Su resiliencia. El desparpajo con que enfrentaba su poco amigable destino. Aunque la frialdad de su constancia, aquella con la que produce sin parar un libro quieto, fue lo segundo. Y la limpieza de su lenguaje, sólo atribuible a una limpieza mental, fue lo tercero.
Veinte años después, el Libro te sigue asombrando. Pero te has vuelto más sensible a su nostalgia. Es que, como toda novela piedra, tiene sus glaciares. Y los de Pessoa son gélidos, desamparados. Podrías demostrarlo con una cita pero no lo harás. Porque si fueras a la montaña tampoco repararías en su dureza. A pesar de que es necesaria. No es significativa. Prefieres admirar su impecable y dolorosa lucidez. He ahí otro rasgo fundamental de la novela piedra. Su perspectiva. Que gracias a su altitud te permite mirar más lejos.
Sin duda, en la cumbre del Libro sentiste la falta de oxígeno. Es normal. Después de algunos párrafos cierto ahogo es esperable. Visto así, el de Pessoa no es un libro para asmáticos. Los problemas respiratorios podrían agudizarse durante su lectura. Por eso nunca olvidas el aspecto más importante de la novela piedra. Que después de leerla hay que bajar. Y, en la medida de lo posible, vivo.
Extraído de Los ensayos de J. M. Murmik ( Inédito ).
G. del Sol S., 2025.
Derechos reservados.
Nosecuenta.
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